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No hay mejor momento para cambiar de monitor que a la hora de montar un setup o equipo nuevo. No obstante, muchas veces la pantalla es uno de esos elementos que permanece con nosotros a lo largo de innumerables builds y rebuilds, como los que permiten equipos totalmente ampliables como el OMEN 30L. Es un elemento relativamente costoso que, además, suele tener una larguísima durabilidad, por lo que mucha gente no ve razones suficientes para sustituirlo hasta que empieza a dar problemas.

Con las tarjetas gráficas pasa un poco lo mismo. Salvo que seas un jugador verdaderamente hardcoreuna buena GPU se puede estirar durante años, hasta el punto de brindar una longevidad comparable a la de una generación de consolas domésticas. Se van mejorando los drivers; si es necesario, se reduce el nivel de detalle en los juegos y, los más atrevidos, se animan a darles un empujoncito extra mediante overclocking para extender la vigencia de este hardware.

Sin embargo, con la llegada de las tarjetas GeForce RTX Serie 30 de NVIDIA sucede algo bastante interesante, puesto que coincide el lanzamiento de un hardware gráfico de nueva generación con la evolución técnica de unos monitores que empiezan a brindar unas prestaciones hasta ahora inéditas. Como en los ‘Cazafantasmas’, los haces se han cruzado. Por eso, muchos usuarios empiezan a considerar complementar sus nuevas tarjetas gráficas con un monitor a juego.

A mayor potencia, más importante se torna el refresco…

Si hablamos de GPUs, no hay nada más potente que las nuevas GeForce RTX de NVIDIA, presentes en la torre OMEN 30L. Las tarjetas para equipos de sobremesa ya han dejado sin habla a los jugadores con unas mejoras de rendimiento que pueden oscilar entre el 20 y el 30 por ciento, lo que equivale a arañar el máximo posible en un salto generacional. Este hardware tiene ahora su réplica en el espacio portátil con nuevas variantes para laptops que se estrenan en equipos como el OMEN 15, que empieza a lucir las primeras tarjetas RTX Serie 30 para portátiles.

A efectos prácticos, las tarjetas GeForce RTX Serie 30 permiten superar ampliamente las tasas de FPS posibles hasta la fecha. Juegos como ‘Cyberpunk 2077’ aumentan su rendimiento un 60 %, mientras que ‘Call of Duty: Black Ops – Cold War’ supera los 120 FPS de media en Full HD e incluso se acerca a los 240 FPS en momentos puntuales. No son datos normales. Si hablamos de indies o juegos menos exigentes, podemos irnos con facilidad a cerca de los 300 FPS dentro de los 1080p.

Aquí es donde por primera vez en mucho tiempo la gráfica empieza a poner el ritmo al monitor. Si estamos jugando a 120-150 FPS en un monitor convencional a 60 Hz, vamos a desperdiciar la mitad de los FPS. Directamente no llegarán a aparecer en pantalla. Se hace entonces necesario el uso de pantallas con un gran número de hercios y, a ser posible, refresco adaptativo, tal es el caso del OMEN 27i, con una tasa de 165 Hz y G-Sync para mostrar realmente las capacidades reales de las tarjetas de nueva generación.

Algo parecido sucede con los portátiles. De nuevo, y de forma desconocida (por no decir inesperada), nos encontramos con que la GPU dicta la evolución de las pantallas. Así, el OMEN 15 puede ser dotado con pantallas Full HD a 300 Hz para mover juegos a una velocidad inusitada para un portátil, sacando de forma simultánea el máximo partido a sus potente GPU. Hablar de 300 Hz en un portátil puede parecer un dislate, pero piénsalo; lo contrario sería estar tirando a la basura suavidad y fotogramas por segundo.

Si un ordenador de sobremesa potente requiere un monitor a la altura, un portátil gaming no es menos ni distinto.

… y también los requisitos de refrigeración

Gracias al uso de un proceso de 8 nm desarrollado por Samsung, la nueva generación de tarjetas Ampere es considerablemente más eficiente. Pero no hay que llevarse a equívocos: esa mayor eficiencia ha sido aprovechada para seguir apretando el hardware, buscando el máximo rendimiento sin variar el consumo. Estamos hablando de tarjetas que en un equipo de sobremesa tienen un TDP de 350 W y una recomendación de potencia de 750 W. Van a generar calor.

Una torre convencional puede tener problemas disipando las temperaturas que se generen en su interior. Y eso conlleva efectos perjudiciales para el rendimiento e incluso la durabilidad del hardware. A menos, claro, que se opte por soluciones específicas. Aquí OMEN no se ha andado con chiquitas.

Como indica su nombre, la torre OMEN 30L posee un volumen de 30 litros para que los componentes respiren adecuadamente incluso en los momentos de mayor exigencia, mientras que un ventilador Coolermaster de 120 mm evacúa el calor generado por la tarjeta directamente por la parte superior del chasis, facilitando la circulación natural del aire. Gracias a su espacioso interior, además, es posible introducir sistemas de refrigeración líquida.

Los portátiles lo tienen más complicado. Sin un gran tamaño para instalar ventiladores, los ingenieros deben esforzarse para llegar a tecnologías como Tempest Cooling de OMEN, que combina un sistema de heatpipes con dos potentes ventiladores de bajo perfil para expulsar el aire caliente en múltiples direcciones.

El resultado: un portátil de tamaño relativamente compacto y con un rendimiento gráfico que puede acercarse más de lo habitual al de un ordenador de sobremesa.

Los 4K quieren ser el nuevo mainstream

Como decíamos antes, las nuevas GeForce RTX Serie 30 van a poner en valor el auténtico papel de los hercios. Hasta ahora, no era frecuente superar los 120 FPS en una sesión de juego, pero tampoco jugar por encima de FHD o WQHD. Gracias a la segunda generación de Ampere y avances como el supersampling por IA DLSS de NVIDIA, por fin los 4K empiezan a ser una realidad factible y disfrutable.

Tomemos por ejemplo el caso de la GeForce RTX 3090, que puede mover ‘Control’ en 4K y con un nivel alto a entre 60 y 100 FPS, cuando otras GPU estarían echando humo. De igual forma, títulos más modernos y tremendamente exigentes a nivel de hardware como ‘Nioh 2’, que normalmente sería imposible de jugar a 4K, pueden alcanzar y superar los 60 FPS gracias a DLSS, pudiendo llegar a los 120 FPS. En 4K.

Esta dualidad (muchos FPS en FHD o máxima resolución con una velocidad suave) impondrá otro nuevo cambio técnico: la llegada de las primeras pantallas 4K también para portátiles gaming. De nuevo, el OMEN 15 abanderará este nuevo concepto de hardware, pudiendo equiparse opcionalmente con una pantalla UHD (4K) a 120 Hz.

Una revolución gráfica que conducirá a una revolución en el gaming

Más resolución y mayor velocidad de refresco son solo dos de los factores que van a cambiar la forma en la que concebimos el gaming sobre PC. No serán los únicos. Los equipos OMEN, a través de sus ordenadores dotados con gráficos GeForce RTX Serie 30, también podrán brindar avances como NVIDIA Reflex, una tecnología que recorta la cola de renderizado para reducir la latencia dentro del juego. Se trata de una característica sumamente útil en FPS competitivos como ‘Apex Legends’ y ‘Overwatch’.

A esto se sumará la progresiva estandarización de tecnologías como el alto rango dinámico a través de la norma DisplayHDR, que a su vez permitirá que equipos como el OMEN 15 puedan lucirse gracias a sus pantallas OLED de contraste infinito.

También harán lo propio aquellos ordenadores de sobremesa con pantallas dotadas con la tecnología Nano IPS, con colores precisos y un elevado brillo. Características que poco a poco irán llegando a todo el mundo, pero que llegarán en primer lugar a través de equipos punteros como los de la gama OMEN.

Imágenes | Omen, NVIDIA