Cables por todos lados, restos de comida sobre el teclado, un ruido insoportable tras la torre y una pila de instaladores o algún que otro libro sobre la misma. Este escenario no es tan inusual y nos recuerda que, en la informática tradicional, la torre del PC se esconde, por fea y por ruidosa.
En cambio, si nos fijamos en los muchos setups de streamers y youtubers profesionales nos daremos cuenta de un detalle: la torre no es algo que esconder tras una pata de la mesa, sino un centro de mando del cual sentirse orgulloso. Como una pieza de museo. La torre es el tórax de nuestro sistema y el núcleo que impulsará nuestra forma de jugar. Y esa caja, como es obvio, debe contar con espacio suficiente para albergar todos los órganos necesarios.
Esta es una necesidad que han entendido fabricantes como OMEN, quienes han reforzado su catálogo gaming apostando por torres que disponen de mucho más espacio interno que las convencionales para albergar componentes de mayor tamaño y prestaciones, algo que podemos apreciar en los nuevos OMEN de 25 y 30 litros de capacidad.
El valor de un buen setup
Aunque los portátiles gaming actuales son una máquinas capaces de satisfacer las exigencias de casi cualquier juego, plantean un concepto diferente a un PC de sobremesa. A cambio de ceder en la posibilidad de ampliación, su gran apuesta es la movilidad del jugador.
Por su lado, la modularidad de una torre no está limitada para el usuario, así que en sus manos está elegir la mejor gráfica, disco duro o cantidad de RAM. Mientras que los laptops vienen cerrados y optimizados de fábrica, en una torre nosotros elegimos qué componentes montar y cómo.
Habrá quien se decante por un sistema portátil por falta de espacio y por diseño. Es algo fácil de entender. Pero la realidad es que las mejores torres actuales no renuncian a ciertos elementos estéticos, como sistemas de iluminación RGB y ventanas de cristal templado. Y en cuanto al espacio, al igual que las pantallas han ido comiendo espacio a los biseles, logrando más pulgada sin hacer crecer el tamaño total, una buena torre de un PC Desktop cuenta con un diseño inteligente para ordenar, cablear y refrigerar sin dejar huecos inútiles.
Si el tamaño importa, el espacio más
Lo hemos visto mil veces: cualquiera de los streamers de fama mundial cuenta en su equipamiento con una torre espaciosa a la que venera y «alimenta« con grandes y potentes componentes de última generación. ¿Por qué, para presumir? En absoluto, por necesidad.
¿Sabías que los monitores ultrapanorámicos muestran todo el campo de juego en un partido de ‘FIFA’? Esto te da una ventaja competitiva real. ¿Y sabías que ‘Fortnite’ también es compatible con esta función de manera que, en un setup con triple monitor, ganas visibilidad de los flancos izquierdo y derecho?
Pues esto mismo podemos trasladarlo a los litros cúbicos de una buena torre: cuanto más espacio tengamos, más libertad para elegir componentes. Y cuanto mayor espacio posean los componentes, mejor respirarán. No solo jugarás mejor, jugarás más tranquilo, sabiendo que esa RAM de gama alta no acabará tostada dentro de una torre con refrigeración deficiente.
Un par de datos: una gráfica gaming suele ocupar unos 400 milímetros de largo por 150 milímetros de alto y el ventilador de la CPU rara vez baja de los 170 mm de eslora. Un PC tradicional no requiere ni muchos slots de RAM, ni una gráfica dedicada, y mucho menos la refrigeración adecuada para mantener fresco todo este sistema. Pero aunque existen cuatro tipos de chasis —HTPC, ITX, mATX y Full Tower—, solo los dos últimos son adecuados para un PC gaming.
En una torre amplia, además, cabrá cualquier placa en formato ATX, de manera que no tendrás que andar eligiendo componentes según disponibilidad, sino que tendrás libertad para escoger lo que más te guste.
¿Y para qué necesitamos espacio extra? Para montar una buena fuente de alimentación, por ejemplo, uno de los componentes más delicados y más propenso a generar fallos. Y si falla la fuente, todo lo demás fallará. Por esto mismo se recomiendan fuentes con certificado 80 Plus, una etiqueta con confirma un 80%, como mínimo, de eficacia. Nunca apuestes por una fuente con menos de 200 vatios.
Y tengamos también en cuenta que un ventilador grande no es más ruidoso. El ruido es resultado de una mala refrigeración, de la fricción o de la falta de espacio para absorber y disipar el aire. Ventilar una CPU moderna exige de un buen caudal de aire, y los ventiladores pequeños a largo plazo acumularán más polvo, generando más ruido.
Inspira, espira…
Cometemos el vicio de fijarnos en la cantidad de RAM y el número que va delante de la CPU y la GPU, pero la realidad es que sin un buena refrigeración importa poco lo demás: el sistema sufrirá daños permanentes, provocando que se apague o reinicie por su propia seguridad. Aunque el procesador pueda soportar los 100 ºC antes de fundir la pasta térmica, nunca debería operar fuera de unos límites seguros, entre 60 y 70 ºC.
Los renovados sobremesas OMEN fueron diseñados con esto en mente y cuentan con dos opciones de 25 y 30 litros de capacidad, para que sea el jugador quien elija cuánto y cómo hacer crecer el setup, y no que sea una imposición desde el fabricante. Una flexibilidad idónea para obtener condiciones térmicas superiores.
Por ejemplo, Tanto OMEN 25L como OMEN 30L cuentan con patas de goma de 15 milímetros de altura para facilitar este paso de aire y garantizar una refrigeración fluida. Ambas torres también presentan la opción de instalar un compartimento delantero adicional para aumentar el caudal.
En su interior, estos sobremesa vienen reforzados con refrigeración premium de Cooler Master pudiendo elegir una configuración con ventilador de 92 mm o refrigeración líquida todo en uno de 120 mm para la CPU y hasta una PSU Cooler Master 80 PLUS de platino de 750 W. En cuanto a la RAM, podemos montar hasta 64 GB de memoria HyperX FURY DDR4-3200Mhz XMP con iluminación RGB.
Ambos modelos disponen de un bisel frontal de vidrio templado y un panel lateral de vidrio recubierto de EMI, un blindaje excepcional para bloquear interferencias electromagnéticas. En su interior, todo el cableado está ordenado de manera que no afecte al flujo de aire.
Y en cuanto a la iluminación —más importante de lo que parece para establecer un diagnóstico a simple vista—, estos equipos instalan iluminación LED RGB personalizable. Solo tenemos que entrar en el software de OMEN Command Center y acceder a las distintas opciones de configuración, entre los cinco modos de iluminación disponibles. Un software desde el que también podemos configurar el Intelligent Overclocking o el Fan Control, el panel de control de los ventiladores, para escoger entre silencioso, normal y turbo.
Litros de potencia
Los nuevos sobremesas se olvidan de la novena generación y van de la mano de los Intel Core de 10ª generación, pudiendo montar un i9-10900K con hasta 5,3 GHz, 10 núcleos y 20 hilos —o, en su lugar, una AMD Ryzen 9 3900, con arquitectura Zen 2, dejando atrás los chipset de 11 nanómetros—.
Y en cuanto a la memoria física, OMEN apuesta por la gama de discos duros ultrarrápidos WD Black de Western Digital y opciones ampliadas de HyperX. Tenemos espacio de sobra para montar dos SSDs WD Black PCIe M.2 de 2 TB. Exacto, “cuatro teras” de memoria sólida con los que puedes jugar sin tiempos de carga o trabajar con monstruosas librerías dentro de FinalCut.
Y dejamos lo más importante para el final, el corazón y el cerebro: estas torres pueden montar una NVIDIA GeForce RTX 2080 Ti o hasta una AMD Radeon RX 5700 XT, una bestia para el gaming con 8 GB GDDR6, compatible con hasta cuatro monitores simultáneos, compatibilidad total con Direct 12X, conectores de alimentación 8 pines x 2 y una velocidad de reloj de 14 Gbps.
Con estos datos, estás preparado para jugar con las configuraciones al máximo durante el próximo lustro, sin el mejor problema. ¿’Cyberpunk 2077′ con resolución a 4K? ¿El recién anunciado ‘Hitman III’? ¿El sugerente ‘GhostWire: Tokyo’? No te preocupes lo más mínimo, podrás con ellos sin despeinarte.
