Call of Duty: Black Ops 4 está arrasando.
La última entrega de la conocida franquicia shooter de Activision ha puesto patas arriba el mercado con su épico triplete: multi, battle royale y zombies.
Black Ops 4 trae de vuelta los icónicos enfrentamientos entre equipos y el indispensable modo de supervivencia zombie, pero su componente estrella es sin duda el modo Blackout. Así se llama la que es la primera incursión de Call of Duty en el prolífico subgénero de los battle royale.
Y para ser su primera vez lo cierto es que Blackout se defiende con soltura frente a pesos pesados como PUBG o Fortnite. Contra todo pronóstico además, también en PC.
PC vs Consolas
Lejos de enfriarse, el eterno duelo entre consolas y PC está más vivo que nunca. Al fin y al cabo, las consolas son, a nivel funcional y también estructural, más “ordenador” que nunca. Es más, tanto Microsoft como Sony han hecho ya sus primeros acercamientos con sus Xbox One X y PS4 Pro, revisiones de hardware que se antojarían inconcebibles hace unos 5 años.
Con todo, los peceros siguen teniendo la exclusividad en lo concerniente a la personalización y alteración del hardware de sus equipos. Al menos de momento.
Pero un buen hardware no sirve de nada si el juego no lo sabe exprimir al máximo. Y ese es precisamente el problema que Call of Duty ha venido acarreando desde hace ya bastante años en la plataforma. Hasta ahora.
Black Ops 4 pretendía ser el comeback que esperaban los fans del PC. Así lo dispuso Activision-Blizzard cuando le colocó un sillón propio en su Battle.net al lado de nombres como Overwatch, Hearthstone o World of Warcraft.
Y lo cierto es que el último esfuerzo de Treyarch y cía es un buen primer paso para ganarse de nuevo a la exigente playerbase pecera. Pero también es cierto que saber qué tocar y no tocar para conseguir el mejor balance entre rendimiento y calidad gráfica posible.
Rendimiento, prioridad absoluta
Lo primero que hay que tener claro es que en un shooter competitivo, si no jugamos a 60 FPS (¡como mínimo) no vamos a comernos un colín.
Lo segundo es que si esos FPS no son estables y el juego está dando tirones cada dos por tres nos podemos ir olvidando de aguantar hasta al final en un battle royale como Blackout.
Para lograr lo primero y evitar lo segundo es fundamental contar con un equipo potente, como el 880 de la gama OMEN by HP. Almacenamiento SSD para cargar con rapidez el juego y las partidas, GeForce GTX 1060 3GB GDDR5 de NVIDIA para los graficazos y el rendimiento y una CPU Intel Core i7-8700 para asegurarnos de que no se produce un bottleneck o cuello de botella que limite el potencial de la gráfica y el resto de componentes.
Con este trío implacable no encontraremos inconveniente alguno para fijar una tasa estable de 60 FPS, pero si queremos ir más allá podemos meter mano a la configuración gráfica del juego.
La resolución manda
Comenzamos escogiendo la opción de pantalla completa. Si queremos acceder a otras apps o programas rápidamente podemos usar la modalidad pantalla completa sin bordes, pero hay que tener en cuenta que repercutirá en el rendimiento del juego. Con un PC como el anterior será prácticamente imperceptible, pero si notamos bajones de FPS lo primero que hay que hacer es volver al modo fullscreen.
La resolución que elegimos debería ser la misma que la resolución nativa de nuestro monitor. Es verdad que este ajuste es uno de los que más impacto tienen en el rendimiento del juego, pero si necesitamos reducirla será mejor hacerlo mediante la opción que tenemos justo debajo de esta.
Con ella podemos disminuir la resolución renderizada del juego sin alterar la resolución general, pero esta debería ser la última opción para ganar FPS; mientras más baja la cifra, más borrosa la pantalla.
Activar o no la sincronización vertical dependerá del monitor que estemos usando. Por lo general no es recomendable activarla si no tenemos un monitor con tecnología de sincronización adaptable como G-sync o Freesync, puesto que casi siempre incurre en una subida importante de input lag.
Es decir, el retardo que se produce entre nuestras acciones y su resultado dentro del juego. Un no rotundo en juegos multijugador como Black Ops 4.
Las opciones de los pros
Para ilustrar el siguiente apartado vamos a tomar como referencia el setup que utilizan pros de primer nivel como son Shroud o Ninja.
El primero es de esos jugadores que prefieren bajar todas las opciones al mínimo, mientras que la estrella de ‘Fortnite’ Richard “Ninja” Tyler es un poco más transigente y se permite disfrutar un poco más de la oferta visual de Blops 4.
Así, mientras que Shroud es partidario del ‘todo al mínimo’ a excepción de la calidad de las texturas y la distancia de renderización de los objetos, Ninja ha optado por una configuración más equilibrada que le permita mantener una buena tasa de frames sin hacer que el juego parezca sacado de una Playstation 2.
Nosotros vamos con Ninja y recomendamos algo parecido a lo que maneja él. Desactivar el motion blur (desenfoque de movimiento). Provoca que la pantalla se emborrone al movernos y girar la cámara y no aporta nada desde un punto de vista competitivo, tan solo distrae y resta visibilidad a la escena.
La calidad de las texturas, de las sombras y de los modelos las subiremos a ‘Alto’, mientras que la calidad de los efectos especiales, el filtrado de texturas, la oclusión ambiental y la transparencia independiente del orden los dejaremos en ‘Medio’.
Con las sombras dinámicas las querremos ‘Todo’, la dispersión de subsuperficies (mejor rendimiento, a las sombras de efectos especiales y la sombra del arma les decimos ‘Sí’, en el tema antialiasing nos conformamos con ‘Medio’ (o desactivado si preferimos los dientes de sierra al ‘efecto vaselina’), y por último el reflejo en pantalla lo pondremos en ‘Sí’ para que las superficies no sean opacas y podamos ver el escenario reflejado en ellas.
Yo decido
Que no se nos olvide lo más importante: los FPS. Los fotogramas por segundo son los que pueden decidir una partida en Black Ops 4. La resolución y los detalles gráficos nos pueden ayudar a distinguir mejor a los enemigos o encontrar un drop en el suelo con más facilidad, pero un bajón de FPS nos puede arruinar la partida.
Si notamos tirones y problemas de rendimiento durante el gameplay no hay que dudar y limitar un poco el despliegue gráfico del juego para evitar males mayores. Eso, o tirar de un PC a prueba de bombas como los HP OMEN Obelisk. Con Intel Core i7 7740X, 1070 GTX de NVIDIA con 8GB de VRAM y 16 GB de memoria RAM entre otras lindezas. Con cacharros así nos podemos despreocupar y simplemente ponerlo todo al máximo. Total, todo va a ir fluido de todas formas.
Pero como no todos gustan de opciones como el motion blur o el antialiasing, también podemos desactivarlos. Porque esa es la principal ventaja de la versión de Black Ops 4 de PC frente a sus hermanas de consola: lo puedes jugar como tú quieras y tu configuración gráfica es la que tú eliges, no la que te imponen.
Eso sí, cuidado con conectar un mando, que este CoD no es como los anteriores. Ya os lo decíamos al principio: Activision se lo ha tomado en serio esta vez.
Tanto, que ha desactivado por completo el aim-assist para los mandos.
Imagen de cabecera | Treyarch