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Te quedas mirando el PC. El ruido va subiendo progresivamente, decibelios que van acompañados de un calor atroz que llega desde atrás. Algo falla, ‘Civilization VI’ se está ralentizando, frame frame. Pruebas a jugar a algo más ligero, a ‘Fortnite’, pero el equipo sigue sin entregar las cifras adecuadas, el termómetro de OMEN Command Center te indica una temperatura inusual. ¿Cómo se puede evitar esto?

Los juegos de hoy día cuentan con los gráficos más hiperrealistas de la historia, es ley. Pero la tecnología también debe ir acompañada de una necesidad clave que abordaremos en este artículo: la refrigeración.

Los juegos más cañeros

‘Doom Eternal’, ‘Resident Evil 3’, ‘Half-Life Alyx’ u otras joyas a punto de aterrizar como ‘Godfall’, ‘Assassin’s Creed: Valhalla’ o el recientemente retrasado ‘Cyberpunk 2077’, todos ellos son juegos publicados o por publicar durante 2020. ¿Qué tienen en común? Su potencia visual.

Durante los últimos años la carga poligonal, los algoritmos de iluminación o los distintos sistemas de postprocesado han orbitado alrededor de esta idea: los videojuegos cada vez se ven mejor. Y, para ello, hay que asumir ciertos compromisos y exigencias.

Solo hace falta echar un ojo a ‘Metro Exodus’: para jugar a 60 fps en la configuración gráfica mínima necesitamos una GTX 1070. Si nuestro PC monta un monstruo como una Titan RTX, a duras penas podremos jugar a 50 cuadros por segundo. Es obvio que la optimización juega un papel clave en los resultados, pero las características exclusivas de HairWorks y PhysX de Nvidia no son “baratas” y exigen una carga adicional que estresa nuestra tarjeta gráfica.

‘Hitman 2’, un juego publicado en noviembre de 2018 y con una continuación recientemente anunciada, requiere de una RTX 2080Ti para jugarse a 4K. Y ‘Control’, la exitosa aventura de Remedy Entertainment, exige una AMD RX590, como mínimo, para mantenerse en 60 fps estables.

 

Ya no hablemos de juegos con raytracing implementado de serie: sin un equipo compatible, definitivamente nos perderemos estas mejoras de igual forma que no podemos disfrutar de las mejoras HDR sin un TV o monitor compatible. Como consecuencia, nos quedaremos sin ver en todo su esplendor juegos como ‘Battlefield V’, ‘Shadow of the Tomb Raider’ o los inminentes ‘Dying Light 2’, ‘Watch Dogs Legion’ y ‘Vampire: The Masquerade – Bloodlines 2’.

Los desarrolladores quieren que disfrutemos de sus innovaciones, pero no pocas veces tropezamos con el llamado “efecto Crysis”: un juego publicado requiere tal compromiso en hardware que solo unos pocos privilegiados terminan disfrutando de la obra tal y como fue concebida. El «¿pero puede ejecutar Crysis?» se convirtió en un meme por esto mismo, aunque en realidad el juego era más accesible de lo que nuestra memoria recuerda. Es solo que requería de un sistema actualizado.

¿A qué llamamos “exigente”?

Pero profundicemos un poco. Un juego es exigente en tanto demanda potencia extraordinaria al procesador. Cuando leemos que tal o cual juego son demasiado “exigentes” en realidad estamos leyendo que sus especificaciones técnicas están por encima de lo que nuestro PC puede llegar a ejecutar. Así que toca renovar gráfica, procesador o RAM.

Temperatura del PC

En los últimos años, tanto Intel como AMD recurren a distintas soluciones para entregar la máxima potencia en el menor espacio posible. Por un lado, a nivel mecánico se recurre a un IHS, una pieza de cobre bañada en níquel u otro compuesto térmico para proteger el DIE —ese cuadradito verde que contiene todo el circuito del procesado—.

Y, por otro lado, se acude a la miniaturización: cuanto más pequeño es el procesador, menos calor residual genera la superficie del mismo por una simple cuestión de espacio. Es por ello que 7 nanómetros son mucho más eficientes, energéticamente hablando, que 11 nanómetros.

Por qué se calienta un procesador

Aunque un procesador en reposo no debería superar los 40 ºC (80 ºC en máximo desempeño) no es de extrañar encontrar equipos que alcanzan los 100 ºC, algo que terminará por convertir la pasta térmica en hollín. Y según avance el verano y haga más calor, más frecuente será toparse con estos peligrosos escenarios.

Temperatura del PC

Cuando un equipo se sobrecaliente puede producirse thermal throttling, un mecanismo de defensa que lleva a los componentes a funcionar más lentos para evitar daños por sobrecalentamiento. Pero también se pueden producir apagones.

El sobrecalentamiento no suele ser resultado de una causa común, sino de varias, por ejemplo:

  • Alta demanda del procesador: cuanto más rápido va este, más temperatura tendrá y más calor residual generará. Si terminamos optando por bases de refrigeración o cooling pads, no solucionaremos el problema central: nuestro procesador no da la talla.
  • Mala disipación: si los ventiladores no son lo suficientemente grandes o están obstruidos o mal orientados. Una mala disipación puede ser sinónimo de mal diseño.
  • Suciedad: el polvo y partículas acumuladas en la caja se adhieren a las aspas de los ventiladores, generando así obstrucciones, más ruido y más gasto energético, y sin reducir la temperatura.
  • Infecciones por software: más inusual, el malware —como gusanos y troyanos— puede alterar el buen rendimiento del PC dándole órdenes de ejecutar programas en remoto o escenarios similares.
  • Componentes inadecuados: que los componentes de toda la placa sean compatibles no significa que sean los más adecuados. Una buena elección de componentes respecto a placa base y chasis son cruciales para evitar disgustos futuros. Evitaremos cuellos de botella y calentamientos. No olvidemos el viejo lema: una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones.

En resumen, una caja lo suficientemente grande, con unos ventiladores correctamente instalados y con un procesador en buen estado —en el que la pasta del difusor térmico integrado o IHS no se haya deteriorado— es más que suficiente para evitar estos escenarios.

Cómo medir (y vigilar) la temperatura del PC

Temperatura del PC

Mantener a raya la temperatura, regular la velocidad de giro de los ventiladores, activar el overclock dinámico para dar un impulso extra a cualquier juego cuando lo necesite o incluso regular la intensidad de la iluminación RGB del sistema de refrigeración es algo que podemos hacer directamente desde el panel de control de OMEN Command Center.

Esta app, totalmente compatible con Apple iOSWindows y Android es una solución inteligente creada por OMEN para obtener un control total del equipo, desde los canales de audio, gestionar el juego en remoto o almacenar nuestros perfiles de juego y mejoras en offline. También podemos, por ejemplo, sincronizar perfiles de optimización de distintos videojuegos a través de la nube. Es una buena solución para no tener que estar creando nuevos perfiles entre distintos dispositivos.

Antiguamente teníamos que acudir a una larga cadena de ventanas entrando en la BIOS o en la UEFI, bloquear tareas usando el comando Control, Alt y Suprimir, y esperar no haber roto nada desde el Administrador de tareas. El OMEN Command Center simplifica la gestión a la vez que aporta una profundidad y control absoluto.

Temperatura del PC

Y si aún queremos más datos, siempre podemos acudir a programas como HWMonitorOpen Hardware Monitor o CPU Thermometer, para rastrear desde sus menús las temperaturas de cada componente del PC (desde la CPU, GPU, placa, discos) e incluso hasta el voltaje al que operan y la velocidad por minuto a la que giran los ventiladores, tanto los frontales como los posteriores.

Como es evidente, donde sacaremos el máximo partido a esta OMEN Command Center recién actualizada es a través de la nueva flota de equipos OMEN, dos sistemas con 25 y 30 litros de espacio para que podamos montar los componentes que más nos gusten, Nvidia o AMD, y construir el mejor sistema sin miedo a quedarnos fritos.

Las ventajas de una buena refrigeración

Temperatura del PC

Actualmente existen dos configuraciones para estos ordenadores de OMEN. El de 25 litros puede seleccionarse con chasis lateral metálico o protegido con un cristal templado que muestra el interior. El primero cuenta con sistema de refrigeración por aire con ventilador de 92 mm, mientras que el segundo puede seleccionarse con un sistema de tecnología líquida.

El modelo de 30 litros, por su parte, además de sus dimensiones superiores añade refrigeración frontal. Esta refrigeración líquida de 120 milímetros reduce la temperatura en hasta 10 grados incluso en Modo Turbo, además de montar unos caloductos de mayor diámetro para incrementar la circulación dentro del interior del ordenador. Ya sabes, ten buenas arterias y tendrás buen corazón.

Otro detalle reside en las patas de la torre, las cuales también crecen. Hasta 15 mm frente a los 4 mm de los modelos Obelisk, para garantizar un caudal amplio y una disipación de aire caliente constante y eficaz.

Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre las claves de una buena refrigeración y del rendimiento de la refrigeración por metal líquido de OMEN y la conclusión es evidente: si nadie se la juega instalando una gráfica o CPU inferior a las recomendadas, ¿por qué deberíamos hacerlo con la refrigeración?