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Durante años hemos escuchado hablar del procesador más potente, de la gráfica más rápida. Y está claro que en este reino no siempre podremos tener el último grito: en esta guerra por la innovación, los cambios se producen día a día. En realidad, el ecosistema gaming está compuesto por varios de esos «reinos».

Porque no necesitamos el mismo ordenador para jugar en realidad virtual que a los últimos indies del mercado. Ni tampoco buscaremos el mismo equipo si somos un streamer que debe poner foco en la multitarea (para jugar y emitir en Twitch de forma simultánea) o si únicamente queremos jugar, priorizando todos los recursos en una única función. Son escenarios donde no hay un “ganador”, sino distintas necesidades.

En vez de alimentar un absurda carrera por apostar por la marca de componentes de mayor popularidad o influencia, muchos fabricantes de ordenadores, como OMEN, han entendido que su razón de ser es satisfacer las diversas necesidades de usuarios reales. Proponer múltiples configuraciones especializadas para necesidades específicas sin mirar el sello impreso en el microprocesador o la tarjeta gráfica, sino en las prestaciones que pueden ofrecer para una determinada actividad.

Dos reinos, un único ganador

Elegir entre AMD o Nvidia es como elegir entre papá o mamá. Una falsa necesidad de elección. El usuario saldrá perdiendo si no encuentra alternativas ajustadas a sus necesidades.

Las gráficas GTX 1660 de Nvidia llegan a ofrecer un rendimiento de entre el 20 y el 25 % superior a las RX 5500 de AMD, pero también son más caras. Las Radeon RX 5700 están bastante bien, pero las RX 5700 XT vapulean sus resultados en benckmarks. Y, si el presupuesto lo permite, siempre podemos ir más allá de la RTX 2080 Ti y buscar una RTX 3000 o Radeon RX 6000, si es que queda alguna en stock. Al final es una elección de cada usuario.

Es por ello que OMEN ha comprendido que es el usuario quien tiene la última palabra, el destinatario de los equipos, el que va a sentirsae satisfecho o defraudado con lo que tiene entre manos y cómo responde a sus expectativas. Y lo tiene muy presente. Un ejemplo: para el nuevo OMEN 15 podemos encontrar hasta cinco configuraciones distintas:

  • Intel Core i5-10300H de 10ª generación con 8 GB de RAM y gráfica GeForce RTX 2060
  • Intel Core i7-10750H de 10ª generación con 16 GB de RAM y tarjeta GeForce RTX 2060
  • Intel Core i7-10750H de 10ª generación con 16 GB de RAM y una Nvidia GeForce RTX 2070 con diseño Max-Q
  • AMD Ryzen 7 4800H con 8 GB de RAM más una tarjeta Nvidia GeForce GTX 1660 Ti
  • AMD Ryzen 7 4800H con 16 GB de RAM y gráfica Nvidia GeForce GTX 1660 Ti

El reino de AMD Zen 3: multitarea sin dejar nada de lado

Zen 3 es el nombre de arquitectura x86-64 que utilizan, por ejemplo, los nuevos Ryzen 5000. Se estima que su rendimiento supone un aumento del 19 % respecto a Zen 2. Dentro de la cadena de procesos, los Zen 3 cuentan con avances específicos en el FEP (front-end processor), como su unidad de predicción de saltos, que minimiza el número de ciclos perdidos en cada lectura/escritura. Más velocidad, pero también más seguridad.

La segunda fortaleza notoria en los nuevos Zen 3 reside en el CCX, siglas del CPU Core Complex y su innovación dentro de la conocida como Infinity Fabric: dos núcleos interconectados entre sí que permiten a las unidades load cargar 3 instrucciones por cada core —frente a la única instrucción por core que soporta Zen 2—.

Como podemos ver, AMD apuesta por el multihilo, por fortalecer en rendimiento en equipos que necesitan un desempeño más horizontal. Zen 3, en el día a día, se propone como una alternativa fantástica para ese usuario que definimos anteriormente, aquel que necesita jugar y emitir en streaming de manera simultánea.

El reino de Intel 11 Gen: fuerza bruta

Intel, por su parte, no para de presentar novedades. La 11ª generación, con nombre en clave Tiger Lake, propone chips de 12 a 28 vatios que superan en un 20 % la media de sus anteriores procesadores. Recurriendo a una litografía de 10 nanómetros y a las dos mejoras más revolucionarias —Intel Iris Xe, un chip gráfico rediseñado desde cero para potenciar el rendimiento multimedia e Intel Evo, la propuesta para los equipos más ligeros y portátiles—, han marcado un hito difícil de superar.

Y quien esté buscando lo mejor de lo mejor, tal vez haya echado un ojo a Rocket Lake-S, nombre en clave de la nueva familia de procesadores Intel Core —del i5-11600K al i9-11900K, con 8 núcleos y 16 hilos Cypress Cove—, la cual promete, en su tope de gama, superar holgadamente la barrera de los 5 GHz. Pero mientras la batalla por liderar los gigahercios y las tablas de benchmarking siguen su curso, si quieres lo mejor nunca tendrás nada. Porque te limitarás a esperar y esperar y ver la vida pasar.

Un benchmark apenas arroja medias ponderadas. Pero estas cifras, por sí solas, no dicen mucho. Cuando quieras elegir un equipo, piensa en su uso más frecuente. En los test de rendimiento comparativo es difícil vencer a un Ryzen 9 5900X. Sin embargo, en los de potencia relativa es casi imposible vencer a un i9 10900K. Los procesadores AMD son más rápidos en tareas de CPU, en ese día a día donde su arquitectura posibilita una velocidad relámpago saltando entre apps o tareas como codificar y renderizar vídeo.

En cambio, poco pueden hacer frente a un i7 10700K pensado específicamente para el gaming puro y duro, para jugar a 4K con unos buenos auriculares y un turboboost de hasta 5,1 GHz gracias a sus ocho núcleos con 16 MB de caché L3.

Entonces, ¿cuál es mejor?

Una vez más, depende de tu necesidad. En términos informáticos, vencer es mucho más que puntuar alto en un análisis de rendimiento bruto. Vencer significa ofrecer un equipo competente y esa es siempre la meta de OMEN. La apuesta ganadora pasa por construir los equipos más versátiles y capaces con los procesadores más avanzados de cada generación.

El nuevo OMEN 15, por ejemplo, es un portátil con chasis rediseñado que reduce su grosor de 25 cm a solo 22,5 cm —un 11 % más delgado—, con una pantalla de 15,6 pulgadas disponible en tres tipos de panel: Full HD con hasta 300 Hz de refresco, UHD a 120 Hz y AMOLED 4K UHD, todos ellos equipados con tecnología Nvidia G Sync.

OMEN va más allá de los números. En la torre OMEN 30L, por ejemplo, podemos elegir entre un i9 de 10ª generación o un AMD Ryzen 9 3900, además de apostar por gráficas como las Nvidia GeForce RTX 2080 SUPER o una AMD Radeon 5700XT. Si todavía necesitas más potencia, los OMEN 25L y 30L ya pueden incorporar las nuevas Serie 3000 de Nvidia. Más elección implica más posibilidades de ganar.

De hecho, desde su presentación, el fabricante ha dejado clara su postura por dejar hacer. El equipo es nuestro, nosotros mandamos. Podemos acceder al corazón de su caja sin herramientas, cambiar la configuración de color, el tipo y tamaño de disco duro, incluso la ventilación, pudiendo optar por un cooler de refrigeración líquida. Porque mucha potencia es igual a mucho calor y los mejores sistemas no solo apuestan por el procesador más avanzado, también por la refrigeración adecuada.

Alguien dijo hace tiempo que la Ley de Moore, esa que nos cuenta que cada dos años se duplicará el número de transistores por microprocesador, había quedado obsoleta a favor de otra ley, la de Huang, un nuevo baremo que mide las capacidades de cálculo y cantidad de operaciones por segundo. Techos que son superados cada vez más rápido.

Pero mientras el selecto club de overclock.net puja por sus setups imposibles, la gran mayoría de bolsillos solo queremos disfrutar de los últimos juegos sin complicaciones. OMEN ha ido construyendo un ecosistema de periféricos y herramientas para ello. Buena prueba es el OMEN Command Center, app para gestionar macros, iluminación, perfiles de juego o velocidad de ventilación, que comenzó siendo un software privado y exclusivo de los equipos del fabricantes y después decidió que esta suite de control era demasiado buena para no compartirla.

Lo mismo podemos decir de HP OMEN Vector, un ratón con switches mecánicos Omron, orientados a jugadores iniciados y profesionales, con una precisión muy alta gracias a sus 16.000 DPI de sensibilidad y carga USB-C ultrarrápida. Tan rápida que funciona durante 10 horas con solo 5 minutos de conexión.

En resumen, que nadie se deje encandilar por las frases ampulosas que prometen potencia a raudales. Es mejor confiar en aquellos equipos que piensan en el usuario y todas sus necesidades.

Imágenes | OMEN