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Los jugadores de PC tienen más opciones de control que nunca. Un número creciente de juegos, y de todos los géneros posibles se han animado a incorporar soporte para gamepads también en sus versiones para Windows, «consolizando» nuestras torres para aquellos usuarios que prefieren otra fórmula de juego. Pero el teclado y el ratón siguen siendo los reyes. Por muy buenos motivos.

Ratones como el OMEN Vector demuestran que para muchos juegos y géneros no hay nada mejor que el viejo roedor de toda la vida, especialmente ahora que están mejorados con sensores ópticos de alta sensibilidad y potenciados con aplicaciones de control exclusivas.

Si bien un ratón de oficina puede proporcionar una experiencia puramente utilitarialos modelos gaming nos acercan un nivel de control que no tiene parangón en el mundo de los videojuegos, sea cual sea la plataforma.

¿Pero qué hace exactamente que el ratón sea el periférico perfecto para controlar ciertos juegos?

El control más preciso está en la palma de tu mano

RTS, FPS, MOBA… el ratón, como decíamos, es el sistema de control perfecto para multitud de juegos. Y tanto es así que, históricamente, su uso mediante adaptadores ha estado prohibido en muchas competiciones consoleras, donde normalmente se las veían contra crucetas y sticks. Sin embargo, para comprender el motivo de esta superioridad, hay que entender la dinámica (y mecánica de su uso).

En el caso del gamepad, normalmente el movimiento del personaje se ejecuta controlando unas palancas analógicas con los pulgares. Es un método muy accesible e intuitivo, pero que presenta ciertos problemas de precisión. El más importante deriva de su propia mecánica: en lugar de desplazarse en un plano bidimensional, las palancas se sitúan sobre una superficie semiesférica y pivotan parcialmente en tres dimensiones.

En la práctica, esto supone que las palancas requieren toques más delicados y precisos conforme más próximas se encuentren a su posición de centrado natural, puesto que se genera un desplazamiento más amplio con menos movimiento.

El ratón funciona de forma muy distinta. Su desplazamiento es enteramente bidimensional, sobre un plano perfecto. Su gran ventaja es que cualquier desplazamiento va a tener el mismo efecto en pantalla independientemente del eje, y cada centímetro recorrido se plasmará siempre de idéntica forma sin que importe la posición del ratón.

Su desplazamiento es menos intuitivo y requiere de cierta memoria muscular, por lo que algunos jugadores de consola no se sienten muy atraídos por ellos. No obstante, una vez dominados, brindan una precisión superior. Su control como periférico también es mayor al involucrar toda la palma de la mano, los cinco dedos, los antebrazos y el hombro. No empujas una palanca con el pulgar, sino que agarras el dispositivo por completo.

Por este motivo, la ergonomía del OMEN Vector está especialmente cuidada, proporcionando un agarre cómodo para que todos nuestros músculos descansen durante la sesión de juego. Un conjunto de cinco pesos de cinco gramos terminan de ajustar a nuestro gusto la fuerza necesaria para moverlo.

La sensibilidad: tanta como quieras

El segundo aspecto notable que permite que los ratones destaquen sobre otros métodos de control es su sensibilidad. El OMEN Vector es un buen ejemplo de las prestaciones que se pueden obtener dentro del mercado gaming más exigente, haciendo uso de un sensor óptico PixArt con hasta 16.000 puntos por pulgada (PPP, también conocidos como DPI).

¿Qué significa esto? El recuento de PPP de un ratón nos está diciendo el número de puntos de movimiento que puede registrar en cada pulgada de movimiento lineal, que equivale a 25,4 mm. A mayor número de PPP, más información de desplazamiento recogerá, generando un movimiento mucho más preciso y veloz. Con movimientos cortos, podremos desplazarnos hasta la esquina de la pantalla, por ejemplo; algo muy práctico en juegos de primera persona donde los reflejos lo son todo.

Esta sensibilidad es además graduable con solo tocar un botón. El mínimo del OMEN Vector es de 100 PPP, con un valor por defecto de 1.600 PPP. Poder reducir los PPP es fundamental, sobre todo para juegos más lentos como RTS o si estamos campeando como snipers en un FPS que requiera la máxima precisión. Otro dato importante en un ratón gaming.

En el caso de un gamepad, la sensibilidad es la que es. No se puede aumentar o incrementar el número de PPP, que permanece fijo en el nivel de fábrica. A lo sumo, se puede variar la sensibilidad dentro del juego, que no del hardware, pero el resultado no es siempre óptimo. Esto constituye en parte el motivo por el que muchos FPS incorporan un cierto nivel de autoaim o modificaciones en el desplazamiento de las mirillas, facilitando el encaje del blanco a pesar de esta falta de precisión.

La «configurabilidad» infinita del ratón

Otro apartado en el que destacan los ratones gaming es la capacidad de configurar sus numerosos botones. En un gamepad también puedes cambiarlos, aunque vas a seguir utilizando los pulgares para activar todos los pulsadores de la parte frontal del mando. Con un ratón la historia es distinta.

Tomemos por ejemplo el ratón OMEN Vector, un modelo multipropósito apto para infinidad de juegos y géneros. Dispone en total de seis botones programables: dos en el pulgar, otro para el índice (botón derecho), otro para el corazón (botón izquierdo), el clic de la rueda central y el interruptor de los DPI, que también es configurable. Esta programación se puede realizar desde el propio juego o usando el software OMEN Command Center, donde podremos asignar acciones concretas y macros.

Al final, con un ratón involucramos un mínimo de tres dedos para realizar cualquier acción imaginable. Y, ahí donde no llega el ratón, siempre estará el teclado.

Ratón gaming vs. gamepad: ¿quién gana la pelea?

El gamepad es una opción válida de juego, particularmente para títulos de lucha y plataformas. E incluso de conducción, asumiendo que no tengamos un buen volante. Nadie debería pensar lo contrario. Así que, no, esta no es una pelea que deba ser resuelta escogiendo un vencedor. Eso sí, cuando se trata de tener el máximo control en entornos tridimensionales, nada supera a un buen ratón gaming.

La situación es clara: solo con un ratón tendrás la precisión, el control físico y las posibilidades de configuración que requieren los juegos de acción más exigentes. Unas prestaciones que no podrás encontrar en un gamepad.

Con el nuevo Vector, OMEN demuestra además que no hay necesidad de crear modelos específicos para cada tipo de juego. Su diseño de líneas clásicas y ergonomía para agarres de palma y garra se amolda a prácticamente todos los géneros y usuarios. Una prueba más de la polivalencia de un periférico que sigue siendo el rey del PC gaming más de 30 años después de que aparecieran los primeros juegos capaces de sacarle partido.

Imágenes| HP Omen, Andreas HaslingerGlenn Carstens-Peters